Mejorar el conocimiento que tenemos sobre ella es imprescindible. Especialmente cuando los resultados nos muestran que puede que estuviéramos equivocados en un principio. ¿Y si el mecanismo de una de las causas que le atribuíamos al Alzheimer no funcionara tal y como pensábamos? Esto parecen haber descubierto en el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB), donde le han dado un vuelco a lo que sabíamos sobre las proteínas beta-amiloides asociadas al Alzheimer.
Para poder entender por qué es tan importante este descubrimiento, primero tenemos que conocer qué relación tienen los beta-amiloides con el Alzheimer. Estos polipéptidos, es decir, proteínas muy pequeñas, son de diverso tipo y tiene varias funciones en el cuerpo que vandesde la protección antimicrobiana hasta la regulación del colesterol. En parte, estas funciones se deben a su pequeñísimo tamaño y su forma especial. Pero es esta misma propiedad la que le confiere alguna de sus peores propiedades. Con el tiempo, los beta-amiloides se unen entre sí, agregándose y formando unos depósitos o fibras que se acumulan en las neuronas llamados cuerpos seniles.
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